El juego de la poliana |
Hay días que comemos aire y palabras, que las palabras se atoran en nuestra garganta, que tragamos saliva para intentar digerirlas, que nuestros pensamientos son como una larga llovizna de verano, que nuestros ojos se humedecen en recuerdos de la niñez, cuando fuimos niños armados para luchar, niños que cargan un pesado pasado que desconocen, niños bomba que no saben en que momento detonarán. Es el sentido, el que por momentos les da existencia cuando pareciera lo hubieran perdido todo, incluso la cordura.
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