Volvemos a
ser aire y tierra, a pensar cómo piensan las piedras, en la nada
y en la hierba, cuando las rodea y cuando las oculta en la maleza.
Caminamos
por el mismo rumbo aquella tarde, tú .mi padre y yo, aprendiendo
las cosas de la vida y de la razón.
Volvemos a recordar
los mismos cuentos, a sentarnos bajo el mismo árbol, a sentir el frío en los
pies y en el regazo.
¿Recuerdas
como caía la lluvia?, como avanzaba sin permiso alguno, como mi
padre nos miraba y nos servía el desayuno.Las historias de antaño, los grandes ramos de
rosas, los grandes vientos y las grandes chozas.
Las colinas
siempre llenas de flores y de amores perdidos en el recuerdo, de
cristalinas aguas y de bellos riachuelos,
Cantaban
los pájaros al viento, cantaban a cada momento, tú mi padre y yo, chiflando de
contentos.
Labrando la
tierra de día y de noche, bajo el manto estelar y un abrigo sin su broche. Era cierta
la pobreza. La pobreza de no tener
dinero, porque en el fondo teníamos todo y muy poco sufrimiento.
Hermosas las
noches en que emocionados rodeábamos la fogata y los cuentos tan largos que mi
padre nos contaba,
Ahora todo
es tan distante y eterno, pero me con quedo el consuelo de sus cuentos y sus
palabras.Sus manos
que cubren y no se cansan, su esfuerzo que siempre fue una alabanza, y ruego
constante de que
todos saliéramos de la cabaña.
Ahora
vuelvo a encontrarte y te extraño con humo en el aire, el cielo que se vuelve
tan oscuro y frustrante, como no de he
extrañarte si siempre fuiste mi padre.
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