Baje la cabeza para tomar aire.
Estaba demasiado agitado y me costaba mucho respirar. Pero al incorporarme vi
de nuevo al cerdo a través del cristal de la puerta. Me quedé en el pasillo
durante varias horas. No tenía el valor suficiente para subir. Ni tampoco para
abrir la puerta. Las horas pasaban lentamente. El ruido ensordecedor del reloj
del pasillo, me estaba volviendo loco. Una gruesa gota de agua caía cada cinco segundos
deslizándose por un viejo tubo oxidado. Comencé a creer que me la pasaría en
ese lugar toda mi vida.
El tiempo
pasó, y mis ojos no se despegaron del reloj. Luego de tanto esperar la manija
de la puerta giró y mi corazón dio un brinco violento al imaginar a esa amorfa figura porcina
abriéndola y abalanzándose sobre mí. Pero la negra silueta de una mujer se
deslizo sobre el pasillo. Sus pies parecían bailar sobre los escalones. Pero en
realidad eran mis pupilas y mis párpados los que se movían. Pronto me di cuenta
que había un par de rayos del sol entrando por debajo de la puerta. Me sentía
raro y subí lentamente las escaleras tratando de imaginar que todo aquello había
sido un sueño.
1 comentario:
Muy original e intrigante. Ahora qué, ¿tendremos que esperar mucho para la siguiente parte??
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