-Buenos y mejores días tengas amigo mío, ¿Puedo pasar?. Preguntó la muerte entreabriendo la puerta.
-Pasé está abierto. Le contestó un susurro.
-Qué bonito retrato amigo mío, ¿usted lo pintó? . Dijo la muerte.
-Por supuesto. Las mismas manos que la tierra han de consumir, vieron entrelazar
sus dedos en tan finos detalles.
-Hermoso. Hermoso y cautivante a la vez. Mi
devoción anclada se queda ante tan sublime expresión del arte escandaloso. Está
por demás decir que como persona inculta y poco fiada que soy, me resulta
patética la idea de hacer algo tan bonito con este cuadro. Pero me gusta y lo
quiero comprar. Dijo la muerte.
-Me parece estúpido, amiga y venerada mía. Me parece
estúpido y repulsivo que la mismísima muerte tenga que venir a tocar a mi puerta reclamando aquello que no es suyo. Así como yo, así como usted, y así como
el vacilante aroma que me hace caminar en el pecado.
La muerte bajó la mirada, cerro el bolso y se alejó en la
distancia.
Esa noche aquel hombre había perdido algo más que su
alma. La dignidad y la pureza en sus palabras se fueron como se va el
viento.
-Indignada me veo. Jamás nadie había rechazado a la
muerte. En su pecado llevará su penitencia y en el viviremos todos
Así
que regresó aquella señora, más indignada que nunca...
Toc! toc! Llamó a la puerta y abrieron enseguida.
-Si dígame. Una respuesta violenta y rápida se exteriorizó.
-Puedo ver con alegría que ha
regresado, señora mía. Respondió aquel hombre.
-Y he vuelto no sólo porque mis pies me lo permiten,
sino porque creo que he sido engañada y nadie puede engañar a la muerte. No os
atreveríais. Dijo de una manera casi anti audible.
-No señora, Jamás lo haría, soy su humilde servidor
en toda la extensión de la palabra. Eso es lo que soy. Es más le propongo un
trato, te daré mi cuadro a cambio de conservar mi alma. Es un cuadro bonito,
totalmente hecho a mano.
-¡Trato hecho! Sonrió la muerte alejándose con el
cuadro fuertemente sujeto entre sus brazos. Esa noche la muerte perdió algo más
que su alma. Perdió el cuadro.
1 comentario:
Si el señor Wilde levantara la cabeza....
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